Carlos Germán Belli deja una huella imborrable en El Comercio.
Durante las décadas de 1980 y 1990, El Comercio experimentó una revolución tecnológica con la llegada de computadoras Harris, que modernizaron la diagramación y diseño del periódico. Carlos Germán Belli, poeta peruano, formaba parte de la plantilla de colaboradores y se destacaba por sus opiniones sobre temas culturales y artísticos. A pesar de su carácter reservado, Belli se convirtió en un colaborador habitual de El Dominical, donde escribió sobre poesía, artes plásticas y viajes al extranjero.
Belli, reconocido como poeta, viajaba frecuentemente al extranjero y convertía esas experiencias en artículos donde hablaba de ciudades, museos y lugares de la cultura occidental. Sus textos, escritos en las computadoras Harris del periódico, iban desde reflexiones sobre congresos poéticos internacionales hasta visitas a lugares emblemáticos de la literatura como el manuscrito de La tierra baldía de T.S. Eliot en San Luis.