Dos revoluciones ocurrieron en la ciudad.
La idea de que se necesita una revolución para lograr el despegue económico no se limita a políticos e ideólogos, sino que tiene una base en la importancia de cambios institucionales para dinamizar la economía. A lo largo de la historia, se ha destacado la necesidad de lograr un equilibrio y eficiencia en diversas actividades para promover el crecimiento económico. En el caso del Perú, a pesar de haber experimentado revueltas y cambios políticos, la falta de una revolución programática ha llevado a que el desarrollo económico se haya basado principalmente en la revolución tecnológica y productiva, impulsada por avances en Europa.
La capacidad de oferta de la economía peruana ha sido impulsada por la llegada de nuevas tecnologías, como el buque a vapor, que transformaron la producción y el comercio en el país. Las innovaciones tecnológicas, como el automóvil, han permitido la dispersión de avances tecnológicos por todo el país, beneficiando a cada región. Asimismo, el aumento de la capacidad de compra a nivel mundial ha generado mercados instantáneos para la diversidad geográfica del Perú, impulsando el crecimiento económico.